Este impresionante castillo construido en el siglo XIII contaba con un elaborado sistema de acueductos y canales subterráneos que le dejaban abastecerse de agua de forma segura y eficiente. Los muros de los castillos medievales eran notablemente gruesos, de manera frecuente superando los 2.5 metros de espesor. La mampostería era la técnica predominante y los muros eran a menudo dobles, Bebedouros Australianos con un núcleo relleno de escombros y mortero. Los torreones, o torres de homenaje, eran construcciones fortificadas que servían como última línea de defensa. La ingeniería hidráulica en los castillos medievales era vital para garantizar el suministro de agua y la defensa de la fortaleza. Un ejemplo destacado de la importancia de la ingeniería hidráulica en la defensa de castillos es el asedio al Castillo de Salses, en el sur de Francia, durante el siglo XVII.
Acércate a la Fiesta de la Solidaridad en Torrecilla, este año a favor de FARO El Castillo de Krak des Chevaliers requería un mantenimiento constante para proteger su sistema hidráulico en inmejorables condiciones. Los canales y cisternas habían de ser inspeccionados con regularidad para detectar probables fugas o daños, y las reparaciones urgentes debían realizarse de manera oportuna para evitar la escasez de agua en el caso de emergencia. Podéis seguir los pasos de esta historia mientras que ascendéis hasta la Plaza de Armas, donde podréis volar por el cielo de Morella. Cadenas montañosas se alargan frente vosotros y el descenso visual, panorámico, de las casas morellanas a los pies del castillo os parecerá un enjambre de tejados rojizos. Se han encontrado restos del Neolítico, de la Edad del Bronce y del Hierro, también los Iberos pasaron por estas tierras. Pero es en la época romana y más tarde con la llegada de los visigodos, los árabes y al final los cristianos, cuando el Castillo va tomando forma, se fortifica la muela y va convirtiéndose según las diferentes civilizaciones que lo habitan.
Más información
Estos pozos eran protegidos con estructuras de piedra o madera, y se empleaban poleas y sistemas de elevación para extraer el agua de forma eficiente. Los castillos mucho más avanzados contaban con sistemas de norias o ruedas hidráulicas para hacer más simple la extracción y distribución del agua en todo el recinto fortificado. La aptitud de los castillos para soportar prolongados asedios estaba de forma directa relacionada con la eficiencia de sus sistemas de agua. Las fortificaciones que contaban con cisternas bien protegidas, sistemas de drenaje efectivos y mecanismos para subir y repartir el agua de forma segura tenían una ventaja importante sobre aquellas que carecían de estos elementos. La ingeniería hidráulica era, por consiguiente, un componente esencial en la planificación y construcción de castillos medievales, contribuyendo en gran medida a su capacidad para defenderse y mantenerse operativos en condiciones adversas.
Castillos medievales
Desde finales del siglo XII se construyeron torres gemelas con la puerta metida entre ellas y incrustada. Nuestra puerta estaba cuidada por una pesada puerta de madera y un rastrillo (o aun 2), una reja de metal y madera que podía bajarse para denegar el acceso. Asimismo podía haber un puente levadizo, que podía levantarse con cadenas o, en la versión mucho más rápida, girar 90 grados, lo que quería decir que el enemigo tenía que sortear una zanja o un foso lleno de agua antes de llegar a la puerta propiamente esa. Otras medidas protectoras eran los "agujeros asesinos" (matacanes), orificios en las almenas que sobresalían sobre la puerta de entrada, por medio de los cuales se podían lanzar misiles o líquido ardiente. También, un conducto de agua dejaba a los defensores apagar cualquier fuego que los atacantes provocaran contra la vulnerable puerta de madera.
Cómo convertirse en un caballero medieval
El castillo de Morella, que domina un océano de montañas, ha sido entre las fortalezas mucho más imponentes del Mediterráneo. El paso de varias civilizaciones dejó su huella en esta impresionante construcción habitada ininterrumpidamente desde el III Milenio antes de Cristo. Transcurrido el tiempo, el castillo cayó en desuso hasta que un millonario de Chicago lo adquirió a inicios del siglo XX. Este peculiar personaje, que probablemente no esperabas en esta historia, restauró las ruinas y transformó la fortaleza en su hogar. Cala Jovera es una pequeña playa de unos 90 metros de largo y 20 metros de ancho, situada a los pies del impresionante castillo de Tamarit. La combinación del paisaje que ofrece la fortaleza, adjuntado con la arena dorada y el agua cristalina, crea entre las postales más impresionantes de la región. La relevancia de su recuperación se comprende por ser quizá la parte de arquitectura civil medieval más esencial de La Rioja.
